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Mostrando entradas de octubre, 2016

Mi amigo y la Sayona

Cuenta historias de esas que cuentan los llaneros, de parrandas y aguardiente, de conquistas y caminos, pero sobre todo de espantos y aparecidos. Con una llave sacó su última pella de chimó y exclamó con tono encapotado: -ponga cuidao, porque esta no se la voy a contar dos veces.  Aquel día, por la borrachera, olvidé que el reloj se me había descontrolado. Cuando llegué a casa luego de varios litros de Cocuy en el juicio, no tenía noción del tiempo, pero mi alarma seguía puesta a las 5 de la mañana, la hora de pararse a trabajar. El Casio estaba adelantado 5 horas y cuando pilló, en realidad eran las 12 en puntico. Sentía la pea igualita, así que decidí echarme un palito antes de irme, ya sabe, pa’ cogé bríos. El litro quedó entre los camburales, ahí lo escondíamos siempre. Estaba solo a 2 cuadras, monté la bicicleta y me fui poco a poco. En eso vi parada en la entrada de la capilla del pueblo a una mujer buena moza, alta y flaca, melena larga y de vestido blanco. La...