Por Héctor Nuno González Diario querido, perdona tantas quejas vertidas sobre tus páginas en blanco, pero es miércoles de quincena y el hastío me sigue ganando la batalla en cada terreno donde intento llevarlo. Hoy fue un día terrible que inició reciclando café. A las 6:00 AM puse la radio y al locutor del programa llanero que más veces me da la hora y justo después de recitar las 6:03 minutos de la mañana se volvió a ir la luz, que ya se había ido un par de veces por la madrugada dando cabida al concierto de lechuzas. Por suerte había guardado un tobo de agua y rápido estuve listo para salir, tras ponerme la camisa incolora de la institución, el pantalón cuatro veces remendado y los zapatos reciclables. Ya sabes que cuando no baja el autobús hasta El Espinal debo caminar dos kilómetros y medio de una carretera triste que se hunde a lo largo y a lo ancho como las reses del hato de Doña Bárbara en el tremedal. En el camino estaban, como cada día, los obreros de fincas que esperan desde ...
Escribo para que la gente recuerde