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Sala 11, Un relato esperanzador

Por Hèctor Gonzàlez Capítulo I Prolegómenos y vestigios La pesadumbre inicial llegó el día que dos aviones chocaron las Torres Gemelas de New York. Al levantarse, su padre le invitó a observar en la televisión lo que ocurría, mientras una extraña debilidad transitaba su cuerpo. El 11 de septiembre de 2001 no sólo marcó un antes y un después para el mundo occidental, urdía también la vida un lance a quien se sentó desentendido a observar el incidente. De aura inquieta y vigorosa, alto y delgado con la piel acanelada, rostro fino y nariz descollante. Gozaba de un carisma difícil de igualar entre los de su generación. Su ingenio agudo infundía tal admiración y magnetismo que todos se regocijaban con su compañía. Juan Andrés España González tenía entonces 17 años y cursaba el segundo de tres periodos para ser Técnico Medio en Producción Agrícola en el liceo Alejandro Febres de Las Vegas.    En un pueblo pequeño -como el ubicado en un punto del antiguo Cami...