"Es honra de los hombres proteger lo que crece"
Por Héctor Nuno González
Van por ahí, sigilosos y con una tristeza en la mirada imposible de ignorar: "Señor, ¿Me puede colaborar para comer comprando caramelos"?
Deberían estar en la escuela, pero en las mañanas merodean en locales de venta de empanadas. Deberían estar a resguardo familiar bajo un techo digno en las noches, pero los vemos en los restaurantes y sitios de comida rápida. Buscan una estrella en el sitio del hambre en los rincones de San Carlos, Tinaquillo y demás ciudades de Venezuela.
Armando Tejada Gómez escribió su poema "Hay un niño en la calle" en 1958, dejando reflexiones hoy vigentes y que van ilustrando este escrito. Nos invita a emplazar el funcionamiento de un mundo donde pocos tienen tanto y la mayoría tiene poco y nada.
¿Qué haces aquí a esta hora, mi pana?, pregunté una vez. "Mamá está de cumpleaños, quiero llevarle un regalo. Yo doy todo por ella. Ya me falta poquito".
Se trata de un problema multidimensional, tan complejo que parece provocar cierta pereza al Estado, que mejor monta una tarima con cantantes de moda cobrando groseras sumas de dinero para que la gente baile al margen de una realidad dolorosa.
Cuando digo Estado no me refiero a los funcionarios del Idenna y Consejos de Protección, que no tienen siquiera tinta en una impresora para sus documentos y usan la miseria de salario para moverse a resolver asuntos laborales.
Si los programas muy bien plasmados en el papel funcionaran, no tendríamos niños, niñas y adolescentes mendigando en la calle, expuestos y vulnerables a las situaciones más aberrantes que una sociedad puede producir.
Los dirigentes políticos necesitan salir de la burbuja donde viven, porque el agua gasificada, los vidrios de las camionetas último modelo, la preocupación por la cirugía estética que alimente su vanidad, aprender a bailar para ser cool y otros asuntos de los que se ocupan, no los dejan ver la situación actual del país.
El mundo nos entrena para el desamor, para competir con el otro. El "Reto estudiantil" para retar a otros, el desfile de reinas para exhibir a las niñas... Simón Rodríguez y sus luces minimizado en el sistema educativo.
Como Galeano, tengamos un ojo en el microscopio y otro en el telescopio. Que los ismos no nos nublen la razón.
Hay tanto por hacer. "Es inutil y absurdo ensayar en la tierra la alegría y el canto, porque de nada vale si hay un niño en la calle".
Poeta sigo con Galeano: "Los hijos de nadie, los dueños de nada" "Que no son, aunque sean"
ResponderEliminarMucho nos dejó el maestro. Vaya faro.
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