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COMO PAVO DE LA RUBIERA

-Qué pasó chamo, ¿te dejaron como pavo de la Rubiera?- Felipe, que jugaba en el solar, no entendió las palabras del tío, siempre sagaz y satírico. Esa mañana, sus padres y hermanos salieron de viaje a Margarita, al primer nacional de beisbol del menor de la familia integrada por cinco y al que él, no quiso ir, quedando al cuidado de su abuela. Sus 8 años de ingenuidad, le incitaron a acercarse a su anciano abuelo, que sin duda aclararía el asunto. Sentado en el viejo mecedor de mimbre anaranjado, y aún con restos de una estampa rubia, compacta y vigorosa, Don Faustino detuvo la apasionante crónica de boxeo del Diario Meridiano al verlo acercarse. -Abuelo, ¿Qué significa que dejen a uno como pavo de la rubiera?-, -venga mijo, yo le contaré-, con grata ternura entreabrió sus piernas y lo dejó sentarse.
La noche del 1 de octubre de 1975 su abuela me dejó así. Ese día era la bonita, la tercera pelea entre Muhammad Ali y Joe Frazier, la cosa entre ellos iba 1 a 1 y el combate prometía tanto que no quedaría botella de caña clara sin ir a la casa de Don Ramón, de los pocos con televisor en el pueblo y que prometió dejarnos ver la pelea a todos los fanáticos. –No ilates Faustino, por la noche tienes que pilar el maíz pa las arepas de mañana-. Le dije que se estuviera quieta, que apenas terminara regresaba a cumplir con los oficios.
Me vestí de limpio, con la camisa a cuadros de las grandes galas boxísticas y las alpargatas de caminar más de 2 kilómetros. Llegué a las 7 a casa de Don Ramón, faltando una hora para la pelea, el dueño de casa me había reservado una silla en la zona donde se sentaban los sabiondos y en la que llevaba rato rondando un litro de aguardiente del bravo. Tras cada trago, nos acordábamos de las dos últimas peleas, de cómo Frazier había ganado hace 4 años y de la forma en que Ali volvió por sus fueros un año atrás, sin duda esta sería más pareja, para coger palco.
Ali salió como fiera, lo había prometido, los primeros asaltos los ganó a pesar de que Frazier lo atacaba bien en corto. Ese carrizo era más duro que concha e tapara, por eso empezó a gritarle vainas, desesperado y cansado por no tumbarlo. Pues los rounds del medio los ganó el zurdo, qué pelea, esos hombres mijo estaban casi prendidos en candela por el calor. “Qué rápido es Ali”, decía el compadre Justo, “Frazier pega más duro”, repicaba Don Genaro. En el décimo, con la caña clara ya metida en el juicio de toítos, Ali le mancó el ojo a Frazier con un racimo de combinaciones rapidísimas, y así lo aprovechó en el 10 y en el 11. De ahí palante usted no se imagina la paliza, en una de esas le voló el protector de la boca y casi le muele la mandíbula; en el 14 el entrenador de Frazier,  Eddie Futch, mandó a pará la pelea solo segundos antes de que lo hiciera el de Ali, no podían más. Cassius Clay ganó la bonita y naiden era consciente entonces que habíamos visto la mejor pelea en la historia del boxeo, en esa época sí que peleaban mijo, no como los patiquines de ahora. “Es el más grande peleador de todos los tiempos, después de mí”, diría después tirado en el suelo recibiendo aire de un paño oscilante.  
Como quedaba aguardiente, nos echamos palos en nombre de los puños de Ali hasta las 3 de la mañana, hablando del gran campeón y de su personalidad irreverente.  
Yo era quien más lejos vivía, como pude caminé los 4 kilómetros que me separaban del rancho sin que hubiera escabezao o muerto de samán por el medio; pero que va su abuela no me abrió la puerta, cuando la llamé por la ventana la oí decir: -vasio, a esta hora es que viene, tuve que hacer yo mismita los oficios, el que no pila no come arepa, lo que es usted duerme afuera con las gallinas-. Y bueno mijo, suerte que en el corredor del fogón estaba esta misma mecedora, y esa noche dormí como pavo de la rubiera… ¿Solo abuelo?, si mijito, solo.     

           

  

     

Comentarios

  1. Muy buena historia, muy bien enlazada para poder explicar paulatinamente lo que significa la frase, excelente, me trasladé a esa época (aunque debo rescatar que de deporte conozco poco) pero me imaginé el relato, para mi muy bueno, exitos...

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  2. Excelente trabajo literario. Algo similar al cacho llanero (me refiero a la forma del lenguaje y lo lacónico). Son unas de esas historias que atrapan al lector de forma atónita desde le lectura de las primeras palabras, pero sobre todo en la manera como termina. Ésta es una de las formas para llamar la atención del lector (comenzando por el título), y el escritor siempre está en esos andares; construyendo, conectando palabras, buscando metáforas para embellecer el relato, siempre pensando en darle al lector "un buen trabajo", y esos son los trabajos que merecen valoración.
    Espero seguir leyendo más textos buenos como estos, muy bien..!!

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  3. Muy buen texto! Te felicito! Tienes la facilidad de hacer que uno se meta en la historia.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Felicitaciones! Una manera tan propia la forma de hablar de nuestros abuelos, un texto que envuelve al lector de tal forma que no quieres un final; el "no ilates" tan propio para decir no tardes, gracias por llevarnos a revivir momentos con tan solo una grata lectura, me encantó

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  6. Gracias a todos por sus amables comentarios. Lograr una buena historia es algo muy difícil de hacer, esta tiene un significado especial por ser un homenaje a los viejos y a ese verbo que debemos inmortalizar.

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  7. Excelente historia, no hay motivos mas bonitos que los abuelos para inspirarse en un buen relato como el tuyo, sin duda una lectura muy acogedora, felicidades y gracias por compartirlo!

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  8. Muy interesante tu blog Hector te felicito as logrado calar tu historia en los saberes de la vida de los ancestros tuyos ,los míos y los de cualquier otro lector; los verbos de la lectura acordes con los cuentos de nuestros abuelos y antecesores,muy buen relato y el significado de ese dicho o refran....

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