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Mi amigo Bernabé

Por fonética o sólo para no forzar su garganta, me decía Jeito en lugar de Héctor. Lo conocí en mi alegre paso por la Empresa Socialista Pedro Camejo, la CVA de las maquinas, como la llamaban en el pueblo.
Bernabé es un viejo firme, con ojos verdes de gato astuto, la piel curtida por las sales de la vida y de formas lentas pero confiadas. Era uno de los tractoristas más experimentados de la institución, su acento guaro delata su origen. Llegó al Charcote convocado por la lucha de tierras y allí permanece, ya en otro contexto de la historia.

Bernabé nunca decía no, cigarro en mano me miraba con complicidad y exclamaba: "Usted si jode Jeito". Cuando algo salía mal y me veía obligado a interpelarlo, se excusaba con una de las frases más tiernas que oí jamás: "Yo toi viejo Jeito". 

Hallaba un apodo para todos, al jefe de seguridad, de apellido Kowalesinski, le decía Kawasaki, al jefe de taller le decía fresita, y a Yurancis, su amada y consentida, la llamaba machito. 

Bernabé dice que es malandro, con base en todas las cosas hechas en la vida, una de ellas armar muchas tanganas y amanecer varias veces encanado. Por lo general usa camisa a cuadros, jeans desvencijados, botas vaqueras y gorra medio puesta. Su cabello es blanco y camina arrastrando los pies.

Escribo estas líneas a modo de agradecimiento, no hay cigarros en el mundo para agradecerle la gentileza con la que siempre me trató, especialmente en aquellos días donde me aventuré a prepararme en docencia universitaria en Maracay.

Era época de bonanza y quincenas decentes, Bernabé tenía un carrito azul, que en aspecto era verlo a él con 4 llantas adheridas. Yo tenía que estar muy temprano los sábados en el pedagógico, era imposible salir de Las Vegas antes de las 6 am en transporte público. Él se ofreció para llevarme cada semana al terminal de San Carlos a las 4 de la madrugada. Siempre práctico para argumentar dijo: “Yo casi no duermo Jeito, yo lo llevo”.

Así fue en los 6 meses intensos que duró mi preparación docente, un día olvidé avisarle de una clase cancelada y a las 4 am me despertó un ruido de piedras sobre el techo, era el viejo Bernabé esperando afuera, por la ventana distinguí su sonrisa sincera. Me excuse y respondió sin atisbo de reproche: “Usted si es loco Jeito”. 

El mundo dio vueltas y nuestros caminos cogieron rumbos disímiles, hace unos días la causalidad me lo puso enfrente en un lugar del sendero: “Jeeeito”, dijo alargando la e, “usted ta igualito”. Al son de una mirada brillante nos dimos un abrazo fuerte, dimos pormenores breves como buenos sintetizadores y seguimos. 
Bernabé estará siempre en mi corazón, es bonito contar con los dedos de la mano a los verdaderos amigos. Bernabé no sabe leer, pero espero se entere que escribí estas líneas como gesto inapelable de cariño.



Nuno, 31 de mayo de 2017

Comentarios

  1. Ejeee Hector tremendo tema compadre,ojala y alguien le cuente al viejo Bernabe lo que expresaste de su Biografía corta pero muy sincera

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  2. Epale Guaro, un abrazo, me alegra mucho que lo hayas leído

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Es evidente el valor de la Amistad, algo que hoy se ha perdido de vista. Felicitaciones Héctor, estoy seguro que estas palabras tan sinceras llegarán al Sr. Bernabé.

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