Ir al contenido principal

Mi escuela dilecta



Tenía una ansiedad conocida, la misma sentida en el calentamiento de un partido importante, como aquel ganado a Distrito Federal en San Juan de los Morros gracias al cambio de velocidad envenenado del zurdo Oswaldo Benaventa.
Llegué a Ciudad Cojedes el 15 de septiembre de 2014, tras volver polvo la burbuja de cristal que me cubría. Tenía miedo, cómo no, dejaba atrás una profesión que me regaló conocimientos y sobre todo, amigos. Pero ya estaba, la intuición gritaba al oído, era hora de cerrar aquel ciclo y convertir mi hobby en profesión, la vida me dio un vuelco.
En este jardín de senderos que se bifurcan, como llama el buen Borges a la vida, me ha tocado aprender siempre por lo más difícil y eso, creo, es maravilloso.
Antonio Yuniz recién tomaba riendas, me abrió las puertas y debo decir GRACIAS; José Sandrea aguardaba la mano amiga de un desconocido, un personaje curtido en faenas periodísticas, pintoresco y bipolar, también debo decirle GRACIAS por ser un maestro.
Ni hablar de Eduardo Mariño y su sabiduría pedagógica, el genio más genio que jamás conocí.
José Ramón Camacho me enseñó el valor de una imagen y en las batallas libradas, me recordaba en cada acción que el mundo es de los apasionados.
No seguiré mencionando nombres, estoy rayando lo cursi. Estas líneas en muestra de gratitud, cortas y precisas, van para todos los que acompañaron este camino, incluso los que están hoy en el cielo.
Obviaré la pulcritud y diré GRACIAS reiteradamente. GRACIAS por cada alegría, GRACIAS por cada tristeza, GRACIAS por cada abrazo, GRACIAS por cada reproche, nada mejor que los antagonismos para valorar todo en su justa medida.
Quizás algún día escriba una crónica llena de detalles, o quizás no, así somos los escritores. Repito, esto es para decir GRACIAS, GRACIAS a la vida por tan buena escuela, hoy Ciudad Cojedes se convierte en mi escuela dilecta.
Estaré con soñadores, soñando y construyendo, escribiendo y andando, si me necesitan estará mi mano amiga, pero antes regálenme un abrazo. Hasta siempre.


Héctor Nuno González

Comentarios

Entradas populares de este blog

AL FINAL SOMOS SOLO RECUERDOS

Por mera intuición, se encontró caminando hacia el lugar al que siempre convergía, extrañado de ver en las afueras del estadio municipal un cuantioso número de vehículos parqueados, decidió entrar de igual forma, solo deseaba tener contacto breve con el sublime espacio donde compartió muchos instantes de su vida, y que con solo pisarlo le recreaba un álbum en la memoria de grandes batallas, de alegrías y nostalgias, de sonrisas y lágrimas. Una vez cruzó la puerta principal, divisó muchas personas dispuestas alrededor del diamante, formando una especie de U en derredor de un sarcófago posado sobre un pedestal detrás del home play, en sus patas yacían coronas de flores, bates, guantes, balones, micrófonos, audífonos, cámaras fotográficas y de video, libretas de anotaciones, libros y franelas color vinotinto. Curiosamente, el vinotinto dominaba entre la multitud apostada en el lugar, otros más jóvenes vestían uniforme de pelotero con camiseta roja y letras blancas, lo mismo que la gorr...

COMO PAVO DE LA RUBIERA

-Qué pasó chamo, ¿te dejaron como pavo de la Rubiera?- Felipe, que jugaba en el solar, no entendió las palabras del tío, siempre sagaz y satírico. Esa mañana, sus padres y hermanos salieron de viaje a Margarita, al primer nacional de beisbol del menor de la familia integrada por cinco y al que él, no quiso ir, quedando al cuidado de su abuela. Sus 8 años de ingenuidad, le incitaron a acercarse a su anciano abuelo, que sin duda aclararía el asunto. Sentado en el viejo mecedor de mimbre anaranjado, y aún con restos de una estampa rubia, compacta y vigorosa, Don Faustino detuvo la apasionante crónica de boxeo del Diario Meridiano al verlo acercarse. -Abuelo, ¿Qué significa que dejen a uno como pavo de la rubiera?-, -venga mijo, yo le contaré-, con grata ternura entreabrió sus piernas y lo dejó sentarse. La noche del 1 de octubre de 1975 su abuela me dejó así. Ese día era la bonita, la tercera pelea entre Muhammad Ali y Joe Frazier, la cosa entre ellos iba 1 a 1 y el combate prometía ta...

¡No pierda el entusiasmo! Homenaje a Isaías Medina López

Foto tomada por José Ramón Camacho a las afueras de la Cinemateca de San Carlos, el 06-12-2024 Ese terreno baldío que sucede a la partida de un amigo (Alberto Cortez), solo podrá ser llenado por su recuerdo y, en el caso de Isaías Medina López, por su poesía.  -Poeta, no pierda el entusiasmo-, nos repetía el maestro de forma permanente en las decenas de encuentros donde nunca le vi masajearse el ego y siempre le vi sentado al lado de todos, sonriente, solidario, divertido y tristemente sobrio. Creo que su impronta se explica de muchas formas, pero elijo las palabras del poeta Silvestre Botello en el homenaje que le hicimos con la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla: "Íbamos a un recital y ahí estaba Isaías. Íbamos a un velorio de cruz de mayo y ahí estaba Isaías. Íbamos a cantar parrandas y ahí estaba Isaías"... Gracias a él, estoy convencido de que la solidaridad es el único sinónimo de humildad. El poeta amaba su tierra, su calor, sus ríos, sus bares, la sabana, sus ...