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Mostrando entradas de marzo, 2020

Al calor de la prosa: El halago, la crítica y el desprendimiento

Por Héctor Nuno González  No recuerdo quién lo dijo, pero lo leí en el libro "Terapia para el emperador", de Manuel Llorens; decía más o menos así: "Debemos tratar al halago y a la crítica como lo que son, impostores". Es un ejercicio sano si nuestros deseos de vida pasan por estar tranquilos y desprendidos de nimiedades desgastantes. O ¿acaso no es harto cansón vivir pendiente de generar un halago de los demás y cumplir cada paso para ello? Ni se diga cuando de la crítica se trata, se nos pone la piel sensible cuando debemos enfrentarnos a ella y hasta esclavos nos volvemos de los que, por la razón que sea, critican lo que hacemos.  La RAE define la palabra "impostor" de la siguiente manera: "que atribuye falsamente a alguien algo" y "que finge o engaña con apariencia de verdad".  A ver, no todo debe ser literal y claro que los halagos son buenos para alimentar el "ego necesario" y la crítica también es imperativa...

Al calor de la prosa: Comprendiendo a Thanos

Por Héctor Nuno González  Para quienes se preguntan quién es Thanos, se trata de un personaje ficticio creado por el escritor y dibujante estadounidense Jim Starlin, y que aparece en el universo de Marvel Comics, masificado gracias a la magia del cine.  Thanos es un titán nihilista, amante de la muerte y defensor de la idea de que el universo está lleno de excesos e injusticias y por eso necesita purgarse. Para ello, tal como vieron en la película, reúne las gemas del infinito y a través de su poder aniquila a la mitad de la población del universo. Dejo claro que amo la vida y todas sus expresiones, por eso el Coronavirus y sus consecuencias en desarrollo no me son indiferentes. La humanidad se enfrenta a un reto importante y deberá hacer uso de valores que el sistema imperante le hace olvidar: Solidaridad, cooperación, unión, comprensión y otras cosas que terminan en ón. Mi buen amigo Wilmer Pérez, a quien debo eterna gratitud por su bondad, altruismo y conocimient...

TRES AÑOS DESPUES, EL AMOR SIGUE GUIANDO

Cuando llegaste había superado la mala hora, pero quedaba todavía un dejo melancólico en los ojos. Tu lo volviste polvo, exorcizaste cada demonio. Desde que llegaste no ha quedado prosa sin usar, es como si tu sonrisa se encargara de despejar el camino haciéndolo bonito y gracioso, como si hubieras nacido dueña del sendero. Hace tres años te di el primer beso y hace dos nos casamos. En el 2070 te escribiré una nota de amor como ésta, cada día de plenitud antes de llegar a esa fecha, será el amor un baquiano incansable.  La mejor terapia contra la demencia senil a la que estoy condenado es tu ternura infinita y mirada sincera, no mis torpes borradores de escritor errante.  El día que nos casamos, 20 de marzo de 2018, escribí un texto llamado: SOLO EL AMOR NOS GUÍA.  Creo, explica muy bien las razones por las cuales no dudo de que el resto de mis días los quiero a tu lado y que en el mundo pos Coronavirus, no puedes faltar tú. Ahí va de nuevo: SOLO EL AMOR ...

Al calor de la prosa: Esclavos de la tristeza

Sean estas líneas una especie de reflexión para esquivar a los esclavos de la tristeza y alejarse todo lo posible de ellos, de esos que piensan que porque están tristes el mundo entero tiene que estarlo y todo es un espejo donde quieren proyectar sus miserias. Las redes sociales masificaron las emociones y, en eso de los "fenómenos virales", la tristeza, soledad y déficits de atención se multiplica por cientos, miles y a veces millones.  En los 60 o 70 del siglo pasado, cuando Carmelita Pérez quedaba embarazada por quinta vez en cinco años, nuevamente del marido irresponsable que no presenta a sus muchachos y sin ni siquiera cumplir los 18, su tristeza y angustia no se masificaba porque no habían redes sociales.  Imaginen a Carmelita en 2020 con cuenta en Facebook e Instagram, reproduciendo sus emociones y siendo tajante: "Todos los hombres son unos perros" o "Soy una guerrera de Dios". Lo que yo siento no es el mundo, son mis emociones y experi...

Al calor de la prosa: Reflexiones polarizadas

Desconozco el momento exacto de nuestra historia en que, para ejercer algún tipo de actividad, se empezó a exigir constancia de filiación política como requisito indispensable. Una ex alumna de la Universidad, excelente profesional por demás, me regaló hace un tiempo una especie de "tesoro sociológico", unos carnets de militantes de Acción Democrática, fechados en 1982 y donde queda buena constancia de la incongruencia de algunos "políticos modernos".  Vaya retrato de nuestra sociedad esa parodia de Joselo, con el cuadro de dos caras y que acomodaba según el afecto político del visitante: Carlos Andrés Pérez si era adeco, Luis Herrera si era copeyano.  No han cambiado muchas cosas, maldita polarización que deshumanizas. A mis amigos dedicados a la política bien o mal entendida, solo les pido que no se deshumanicen.  Antes de la existencia de las redes sociales y la indignación masiva, estas cosas se manifestaban de otras formas. Las circunstancias p...