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Mostrando entradas de abril, 2020

La nostalgia de la tierra

Por Francisco Aguiar El venezolano no era dado a migrar, si salía al extranjero era en son de turista, por cuestiones de estudio, de salud, de negocios, pero en ningún momento viajaba con la intención de erradicarse… es más, era poco dado a dejar su región de origen. Si un merideño dejaba los andes para ir a las playas de Puerto Cabello: lo hacía en vacaciones o un fin de semana, o por algo específico. Si algún sanfernandino dejaba a su caudaloso río Apure para irse a estudiar al estado Anzoátegui, después de culminar los estudios, volvía al río de sus querencias. La mayoría de los guariqueños crecían y morían en Guárico; la mayoría de los aragüeños crecían y morían en Aragua... ni hablar de los maracuchos, para los maracuchos la patria es su amado lago. Como bien se aprecia, nuestro denominador común es el apego a la tierra. En el llano tenemos una máxima que dice: “El llanero va a Caracas, pero no se acostumbra a Caracas”. El llanero puede ir a New York, a Amsterdam, a Pe...

Al calor de la prosa: Sobre la fe y la ternura

Por Héctor Nuno González No importaba el calor bochornoso, la carencia o el aguacero, Cirila de Tovar hacía a diario su rosario alrededor de las cinco de la tarde y pedía a su Dios poderoso y misericordioso y a su tierna Madre María por el bien del prójimo. Este inviolable ritual encerraba un amor infinito, llevaba implícito una carga de ternura y fe muy difícil de describir por los magos de la palabra. Sin embargo, se intenta con el afán de tocar el recuerdo de los lectores, porque estamos seguros que el ejemplo de Cirila (mi tía), puede multiplicarse por miles. Decía Gabo: “Escribo para que se amen un poco más”. Si han leído mis artículos, me habrán etiquetado de ateo, y es normal, pero lamento decirles que no puede ser ateo alguien que cree fervientemente en el amor como sentimiento superior. Está tergiversado el término, si prefieren usar alguno en el futuro, digan “secularista”.  Cuanta ternura había en el rosario de Cirila y María, cuanta magia en la fe de Antonia ...

Al calor de la prosa: Sino enciende el alma, no sirve

Por Héctor Nuno González  La frase que ilustra el título está inspirada en una canción del buen Alí Primera: "Sino sirve mi canción pa' que se encienda tu alma, queme entonces mi guitarra".  Suscribo la metáfora, si la magia hecha palabra de nosotros los escritores es incapaz de moverte un sentido, de erizarte la piel o evocarte un recuerdo, entonces desechalo.  Aplica para todo tipo de arte. Por cierto que hace poco fue el Día Mundial del Arte. El mundo es un lugar mejor gracias al agujero que abrió Freddy Mercury en el cielo de Wembley, gracias a las pinturas de Leonardo Da Vinci y sus "ciencias ocultas"; gracias a la conexión divina de Don Demetrio Silva con la naturaleza de la que forma parte.  Uno de los precios a pagar por los artistas es ser etiquetados de prepotentes. Y claro porque piensa distinto, sabotea las zonas de confort, los sistemas deshumanizantes o los dioses coléricos. Gracias Michelangelo por llegar al alma con tu arte lleno de ...

Al calor de la prosa: Sociedad supersticiosa, sociedad vulnerable

Por Héctor Nuno González  El pasado domingo 05 de abril, un fenómeno atmosférico llamado "Halo solar" desataba una euforia colectiva que volvió a dejar claro, una vez más, lo supersticiosa de nuestra sociedad y cómo este particular la hace tan vulnerable a todo aquello que pretende dominarla. Por ejemplo, la religión, sus dioses y representantes chantajistas.  El presidente de la República y otro montón de usuarios en redes sociales, varios de mis contactos de WhatsApp y  muchos más, atribuyeron el "arcoiris" alrededor del astro que mantiene la vida en la tierra como una "señal de dios", interpretada según los deseos del supersticioso y que reventó los relojes del ridículo en nuestra sociedad polarizada.  Hubo quienes vieron el mapa de Venezuela en las nubes, otros a la paloma como símbolo de la esperanza, otros de creencias muy orientales  interpretaban el asunto como el significado de la muerte de un gobernante según un dios de muchas consonante...

Al calor de la prosa: Abril y la esperanza

Por Héctor Nuno González  Algo tiene de parecido abril a la esperanza, al menos para quienes habitamos los llanos centrales y el hastío de la sequía nos mella el alma.  Cómo no va a tenerlo, si abril trae la llovizna ansiada por el hombre y la mujer como parte de la naturaleza misma; cómo no se va a parecer abril a la esperanza si la lluvia tenue refresca la sabana y la invita a reverdecer, lento pero seguro para que mayo ponga la guinda.  En este abril de humanidad atribulada por la pandemia, de continuas muestras de la inutilidad de los dioses creados por el hombre, de tiktokteros y aburridos congénitos, y de otras cosas peores o mejores, el araguaney se pondrá su habitual traje de gala para mostrarnos que somos como él, que tenemos etapas y siempre existe el momento para retomar el colorido; su amarillo hermoso parece decir en cada hoja: respeta a la naturaleza de la que formas parte.  En abril también florea el apamate. Su color, según la variedad, des...