Por Héctor Nuno González
La soledad manifiesta en los escritores y otro tipo de artistas obedece a la necesidad de hacer introspección, al menos eso creo. Afuera, en el mundo real que se pisa, hay un entorno favorable o no, pero necesario para crear otros mundos para el mundo en las letras, la música, la pintura, el teatro...
Puede esté equivocado y la soledad sea simplemente ese fuego en el pecho que se siente al ver a las masas avanzar al despeñadero de su perdición y no seguirlas.
Pancho Aguiar no ha estado solo para edificar sus relatos cortos llenos de ternura. Su padre, otro poeta excelso, marcó el camino.
Fex López ficciona a partir de amores contrariados y las mujeres delgadas de larga cabellera donde ha de encontrar el olor de su madre.
Argimiro no contará nada sin las vivencias de un abuelo y su entorno.
Gabo no hubiera escrito "El amor en los tiempos del cólera" si sus padres no le habrían contado sus vivencias, no hubiera nacido Fermina Daza sin el cuello estirado de su cocodrilo sagrado, su esposa Mercedes Barcha.
Juan Valenzuela Oviedo no anduviera tan cómodo en los polos opuestos de la poesía si Samantha no le sonriera todos los días y le hiciera preguntas que lo inviten a imaginar nuevos universos.
Eduardo Galeano parió a "Los hijos de los días" en compañía de un perro fiel que lo invitaba a pasear luego de estar todo el día escribiendo.
Fiódor hizo "Crimen y castigo" luego de salir a ver el mundo y sus injusticias.
A veces o casi siempre es falso el mundo solitario del escritor, siempre necesitamos de otros como Maradona necesitó de Burruchaga en el Mundial del 86. Si conoces un escritor y quieres acercarte, comienza regalando una anécdota como gesto de empatía, él sabrá hacer su magia.
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