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Al calor de la prosa: Escribir para entender

Escribo para intentar entender, no para tener la razón. No me interesa tener la razón. La palabra se inventó para decir lo que se piensa y es tarea de los escritores ponerla al servicio de la humanidad e invitarla a pensar para evitar su robotización, su deshumanización.  Escribo para entender la tierra donde nací, su gente, su magia y sus supersticiones, el calor que forja su carácter y emociones, el atardecer hermoso que ilumina el rostro de viejos nobles.  Escribo para entender los ojos de Alimar y la mirada de mis hijos, la candidez del lirio blanco y los versos del Serenatero. Escribo para entender la nostalgia nacida del recuerdo. Como gasto papeles recordando.  Escribo para entender el silencio de las cenizas, la tristeza de la sabana en marzo y su alegría en mayo, la fuerza del río crecido en julio y sus aguas diáfanas de febrero. Escribo para entender al samán centenario y a su sombra que susurra historias. Fluye la prosa ante la erguidez de la ceiba...

Al calor de la prosa: Los poetas y Dios

Al hablar de Dios no solo me refiero al traído a esta tierra por los españoles y que antes le impusieron los romanos a ellos. La humanidad ha creado a su imagen y semejanza a más de cuatro mil deidades con sus respectivas religiones. "Los ojos que han contemplado Auschwitz e Hiroshima nunca podrán contemplar a Dios", decía Ernest Hemingway. "Oye Dios, pero a que ángel le has encomendado la distribución de los bienes terrenales?, cuál es el ángel que se ocupa de distribuir en el mundo los panes y los peces? Ha hecho muy mal su tarea. Yo creo que mejor que lo destituyeras de una vez". Se cuestionaba Galeano. En lo particular, creo que Dios para los escritores es un fenómeno cultural y puede ser colérico, sangriento, amoroso o desprendido según el lugar del mundo donde estemos y sus características. Y claro que nuestros escritos tendrán mucho de él o ella. En la tierra donde crecí, de ideas religiosas diversas y dioses importados de otros cielos, se impone e...

Al calor de la prosa: No somos el mejor país del mundo

Por Héctor Nuno González   Imagen tomada de Slideshare No somos el mejor país del mundo, tampoco existe tal cosa, el etnocentrismo es nocivo y deshumaniza, nos lleva a centrar energía en estupideces como la disyuntiva de si la arepa es venezolana o es colombiana. Maldita cartografía.  La historia de la humanidad está plagada de malas experiencias gracias a que alguien se sintió superior a otro, la tragedia de la migración venezolana ha sacado a la superficie mucha miseria espiritual, tanto de la gente que nos recibe en el sur de América o cualquier otro lugar, como del migrante con ínfulas de octava maravilla del mundo.  A diario se producen en las redes sociales, con especialistas dedicados a ello, contenidos que se encargan de centrar nuestra atención en pendejadas como comparar a las mujeres peruanas versus las venezolanas, o colombianas con venezolanas y un largo etcétera, que lo único que hace es distraernos para olvidar los asuntos que complican ...

Al calor de la prosa: ¿Quién dijo que todo está perdido?

Que me perdone el profesor Héctor por usar su foto.  Por Héctor Nuno González A principios de 2019, en medio de la desesperanza y la tristeza por ser mi primera feria del libro sin Juan Chávez, y porque avanzaba (y sigue) la anarquía y carnicería en el país, un trigueño enjuto, como de 14 años, centró la atención de los presentes en la carpa y empezó a tocar con su cuatrico "La pena del becerrero". Pensé, feliz, ¿quién dijo que todo está perdido? recordando por supuesto a Mercedes Sosa. A veces nos vence el hastío y perdemos la fe, pero sale Héctor Alonso Ochoa y nos muestra en el teatro una versión más humana de Doña Bárbara, una guaricha sensible y exorcizada de los demonios de la selva y el río. Así, como mostrando la esperanza. Cómo va a estar todo perdido, si hay en el llano poetas escribiéndole al atardecer, a las aves, a las ceibas y samanes, a la mujer solidaria y hermosa. Hay poetas describiendo el camino a tomar para llegar a su tierra, para que nadie ...

Al calor de la prosa: Enero presuroso

Enero inició presuroso, apenas el día uno se nos fue Doña Mary dejando un vacío imposible de llenar y un suspiro eterno en el alma de mi lirio blanco, mi madre, que apenas inicia la adaptación a vivir mutilada, porque cuando se va un ser querido se siente eso, que con ellos se fue una parte de ti. Cuando reaccioné estaba febrero encima, lo supe por la fuerza del sol haciendo estragos en mis ojos de ancestro ibérico, principal responsable de mi fotofobia, y un pensamiento me invadió en medio de una rutina cada vez más rauda y furiosa como un río crecido: No estoy haciendo nada por la literatura. No recuerdo la última vez que produje un párrafo decente, y vaya que eso es malo. Cuando me emplacé por ello, lo justifiqué que estaba ocupado en un millón de tareas necesarias para sobrevivir en mi país, cada vez más deshumanizado e invivible. Fue entonces cuando decidí imponerme este ejercicio con el objetivo de mantener caliente el brazo y la prosa, que al igual que los músculos, s...

Carnicería social (I)

A esta fecha del calendario gregoriano, lejos está la sociedad amable ideal en la Venezuela intolerante. El miedo domina la escena, la alegría mal pregonada parece más bien una población desenfocada, capaz de amanecer embriagada de pocimas venenosas y nadando en el nauseabundo caldo de sus tragedias. Nuno, 17 de diciembre de 2019

Entrevista con el difunto

Por Héctor Nuno González   En 30 años de intensa labor periodística, topé con presidentes, ministros, cancilleres, caníbales, magos, escritores, narcisos y otras especies, pero jamás el oficio me exigió tan aguda pericia como el día que me tocó entrevistar a un difunto.   Fabián de los Reyes Parreira murió una caliente mañana de marzo, en medio de una atmosfera enrarecida por su imprevista partida y la discordia familiar por tajadas de la herencia. En medio de la siesta, mi jefe procuró mi atención vía telefónica: -¿Ya supiste que murió Don Fabián?-, -Si, pobre hombre, lo único que tenía era plata-, -pues te tengo una encomienda especial que cerrará con broche dorado tu carrera-, -aja, y me imagino que al retirarme seré inmune a los achaques de la vejez-, -deja el sarcasmo para otro momento, esto es serio. De buena fuente me dijeron que el espíritu del viejo ronda por la casa, se sienta en su despacho enojado y lamentando su muerte. Ya que puedes hablar con el...