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Los comisarios

Por Héctor Nuno González  Faustino Morales era el comisario mayor de Las Vegas en los años 40, la primera autoridad civil y el encargado de encausar a todo aquel que se atreviera a distorsionar la paz y el orden. Tito era un comisario menor, encargado de velar por el orden en todo el sector que llamaban El Espinal hasta la zona que los “musiús” nombraron San Marcos. Aureliano Valor, llanero fuerte y recio, se encargaba desde Camoruquito hasta Flor Amarillo. Todos podían ejercer el cargo sin que este les impidiera realizar otras actividades cotidianas o labores como las que Tito realizaba en El Charcote, las de liniero. Un julio lluvioso, Tito debió poner en cintura a dos niños que se robaron la cosecha de maíz amarillo del conuco de María de la Cruz Mena, eran los hijos de la partera Doña Eloisa González. Eloisa lavaba la ropa en el caño Buen Pan, cuando vio pasar a sus muchachos con un saco lleno de mazorcas tiernas, ideales para sancochar. Los viejos de antes eran gente muy h...

Quinchonchos de ayer

Eran los 80 y mandaba Lusinchi en Venezuela. Luis María estaba hambriento y cansado de tanto comer quinchonchos.  Fue a casa de su suegra, la amable doña Rosa, y le pidió algo de comer. Ella contestó llena de ternura y pena: -Caramba mijo, yo lo que tengo allí son unos quinchonchos de ayer-.  Nuno, 29-03-2022 

Cirila la buena

Por Héctor Nuno González. Texto publicado en su segundo libro, "Estamos hechos de recuerdos". En un gesto ingrato, Dios la olvidó en sus últimos días, de ella que vivió a su servicio. El sufrimiento final de su cuerpo mortal parecía liberado de toda superficialidad terrenal, cada segundo de delirio era inconsciente, sin dolor en el espíritu, sin nadie para añorar porque el olvido se encargó de aniquilar a todos.  La tía Cirila era la mujer más buena y desprendida que jamás conocí, la única que vi pensar de una forma y actuar de la misma en un mundo lleno de incongruentes. Tenía las caderas fuertes, como buena negra, los ojos negros, grandes y profundos, gestos afables y alma pura cual delfín; de su piel se desprendía el aroma digno de los humildes, mezcla del humo del fogón y el dulce de sus conservas de coco.  En los bolsillos de sus batas de adulta mayor, no faltaba un rosario, una estampita de la virgen María y un catecismo pequeño. En su corazón no faltaba la voluntad de ...

Para ser escritor

-Para ser escritor necesitas ser cordial, especialmente con la soledad. -Para ser escritor no hace falta ser un prodigio, solo requieres poner atención. -Para ser escritor necesitas que te lean, no existes si no te leen. Así que arrójate a los perros. -Para ser escritor necesitas dormir y comer bien, separar la prosa de la paja, no creas en pendejadas de sicóticos.  -Para ser escritor ameritas conocer las humanas pasiones y saber sacar provecho de cada sentimiento. Tú decides quedarte en la melancolía, la alegría, los amores consolidados o contrariados. Todo sirve y no hay mejor ni peor.  -Para ser escritor hay que leer, la escritura es una consecuencia de la lectura.  -Para ser escritor hay que saber escuchar, todo lo que se escribe primero se lo contaron al viento.  -Para ser escritor debes disfrutar del camino y sus colores, la gente y su expresión en los ojos, el olor del mar, de las montañas y del tiempo, de los árboles centenarios con historias para contar....

Vainas de un prosista: La diáspora y el pueblo

  ¿Quien dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón. Mercedes Sosa. Por Héctor Nuno González Cambie el nombre de Las Vegas, mi pueblo, por el suyo propio o cualquiera, es lo mismo. No hay una cifra oficial de cuántos se han ido desde el inicio de los años oscuros, pero basta una conversa informal en el estadio para hacerse una idea. ¿Y dónde está fulanito? En Argentina. ¿Y mengano? En Perú. ¿Qué es de la vida de Ramoncito? Va para tres años en España. Si bien está el clásico parásito hombre o mujer que nada aportaba y solo tarareaba a Vitico Castillo (otra vez volví a amanecer en la calle), están aquellos valiosos que mucho sumaban a una sociedad pujante en medio de la embriaguez de las vacas gordas. Se fueron maestros de probada y sobrada calidad para educar, gerentes capaces de ir al futuro y traerlo para innovar, mecánicos de aparatos y de almas, teatreros, creadores de mundos a través de la palabra y otros tantos. Para qué mentirte, amigo que estás fuera y ech...

Vainas de un prosista: San Carlos, entre el amor y el odio

  Por Héctor Nuno González Sobre la ciudad de San Carlos pueden escribirse muchas cosas, en especial por su gente amable y solidaria, hospitalaria y alegre. Crecí oyendo cantar a papá sobre aquellas cosas viejas y el valor que tienen, sobre el calor que el Río Tirgua se encarga de apaciguar. Tan fácil de amar y de odiar. ¿Quién puede estar feliz en una ciudad que no se organiza para evadir su perenne calor? ¿Quién puede vivir tranquilo en una ciudad con tan malos servicios?. Usted no puede, por ejemplo, ir de Los Colorados a San Ramón en transporte público porque en este apartado San Carlos es top tres de Venezuela por lo malo. Ni en tiempos de bonanza fue bueno, solo había plata para pagar una rauda e imprudente mototaxi. San Carlos es también su ocaso, la tarde serena y la pronta llegada de la triste noche que inspiró al poeta Juanito Navarro. Y vaya que es triste, la oscuridad reinante y sus sombras distorsionadas nos meten como en otra dimensión, por eso la vida nocturna está ...

Vainas de un prosista: La gente no lee

Crédito: Daka 19 " Vivamos de corrido, sin hacer poesía, aprendamos palabras de la vida" . Silvio Rodríguez. Por Héctor Nuno González Esto pudo ser un podcast, pero le llevaría la contraría a los objetivos planteados en esta serie de ensayos escritos, buenos para nada pero hechos ¿para qué?, pues para quitarle discípulos al proceso deshumanizante y fabricante de robots lectores de un párrafo. No, amigos, no todo puede explicarse con dibujitos y resumido en un tuit. El argumento, que según Oxford Languages, es el "razonamiento que demuestra, refuta o justifica algo", es necesario en nuestros procesos dialécticos. Se han preguntado ¿desde cuándo no ven a una persona, de cualquier edad, leyendo un libro a la sombra de un samán, en el autobús, o en la cola del banco, o en las otras docenas de colas existentes en Venezuela? No pasa esta discusión abierta por el formato de la lectura, si es física o digital, es más bien un asunto a revisar en distintas esferas de nuest...